La Alianza Nacional Católica sobre la Discapacidad (NCPD por sus siglas en inglés) presenta el siguiente marco teológico como una guía para el ministerio de la Iglesia para y con las personas con enfermedades mentales.

LA VIDA HUMANA ES SAGRADA. TODA PERSONA ES CREADA A IMAGEN DE DIOS. LA DIGNIDAD Y VALOR DE LA PERSONA NO SE PUEDE DISMINUIR POR NINGUNA CONDICIÓN, INCLUYENDO LAS ENFERMEDADES MENTALES.

“Quien sufre un trastorno mental lleva en sí, «siempre», como todo hombre, la imagen y semejanza de Dios. Además, tiene «siempre» el derecho inalienable no sólo a ser considerado imagen de Dios y, por tanto, persona, sino también a ser tratado como tal”. Papa Juan Pablo II, Conferencia Internacional para la Pastoral de los Agentes Sanitarios “A imagen y semejanza de Dios: ¿siempre? Los enfermos mentales”, 30 de noviembre de 1996.

“Y ahora, así habla el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú me perteneces. Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán”. Isaías 43, 1-2
 

EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DE LAS ENFERMEDADES MENTALES SON REALES, PERO TAMBIÉN LO ES LA ESPERANZA

Cristo tomó sobre sí todos los sufrimientos humanos, incluso el trastorno mental. Sí, también este sufrimiento, que se presenta tal vez como el más absurdo e incomprensible, configura al enfermo con Cristo y lo hace partícipe de su pasión redentora. Papa Juan Pablo II, Conferencia Internacional para la Pastoral de los Agentes Sanitarios “A imagen y semejanza de Dios: ¿siempre? Los enfermos mentales”, 30 de noviembre de 1996.

“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios. Porque así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo.” 2 Cor 1,3-5

persona rezando en la iglesia

SOMOS EL CUERPO DE CRISTO Y NOS ACOMPAÑAMOS EN EL VIVIR CON ENFERMEDADES MENTALES Y RECONOCER LA IMPORTANCIA ÚNICA DEL CARIÑO DE UNA FAMILIA

Aquellos que viven con una enfermedad mental jamás deben llevar esta carga solos, ni tampoco sus familiares que luchan heroicamente para ayudar a sus seres queridos. Nosotros, los cristianos, debemos ir a su encuentro, acompañarlos, consolarlos, y ayudarlos a sobrellevar sus cargas en solidaridad con ellos—ofreciendo nuestra comprensión, ayuda tangible y nuestra continua oración.

Carta Pastoral de los Obispos de California sobre los Cuidados para las Personas que sufren de Enfermedades Mentales
y Dirigida a todos los Católicos y Personas de Buena Voluntad.
1º de mayo de 2018.

La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este « arte del acompañamiento », para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3,5). Tenemos que darle a nuestro caminar el rit­mo sanador de projimidad, con una mirada res­petuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana. Papa Francisco, Evangelii Gaudium no. 169, 23 de noviembre de 2013.

 “Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo”. Galatas 6, 2

LA PALABRA DE DIOS AFIRMA LA DIGNIDAD DE TODA PERSONA. LA INTERPRETACIÓN DE LAS ESCRITURAS DEBE SER CONSISTENTE CON EL ENTENDIMIENTO ACTUAL DE LAS ENFERMEDADES MENTALES. Esto es muy aparente cuando consideramos a aquellos que han muerto por suicidio.

“No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”. Catecismo de la Iglesia Católica no. 2283

“No tenemos mejor ejemplo de cómo responder a las personas con enfermedades mentales que el mismo Jesucristo. Una y otra vez, a lo largo del Nuevo Testamento, encontramos la misericordia de nuestro Señor hacia esta población. La curación de esta aflicción en hombres, mujeres y niños fue una parte central del ministerio de curación de Jesús. Siempre, lo vimos involucrar a estas personas de la misma manera que involucraría a cualquier otra persona, con ternura. Estamos llamados a hacer nada menos ". "Porque estoy solo y afligido", Una respuesta justa a las necesidades de las personas con enfermedades mentales, Declaración de los obispos Católicos del Estado de Nueva York, 4 de febrero de 2014.

"Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias". Mateo 9, 35

Ya no hay paz para mi alma, me olvidé de la felicidad. Mi alma no hace más que recordar y se hunde dentro de mí; Pero me pongo a pensar en algo y esto me llena de esperanza: La misericordia del Señor no se extingue ni se agota su compasión; ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad! Lamentaciones 3, 17; 20-23

Prayer group

Acciones recomendadas para un ministerio parroquial sobre enfermedades mentales:

Escuchar:  Escuchar con compasión; formar relaciones.

Aprender:  Aprender sobre los sistemas locales de enfermedades mentales. Invitar a alguien a que hable con el personal parroquial.

Creer:  Creer y motivar la recuperación.

Remitir: Saber cómo y cuándo remitir a adultos, jóvenes y niños a un especialista.

Orar: Incluir peticiones relacionadas con las enfermedades mentales en las oraciones de los fieles.

Incluir:  Incluir a padres, hermanos, cónyuges, hijos y demás familiares en el cuidado pastoral; a ellos también les afecta.

Invitar:  Invitar a personas con enfermedades mentales que viven en casas hogares o departamentos cercanos a que asistan a las adoraciones y eventos sociales de la parroquia.

Acompañar:  Incluir específicamente a las enfermedades mentales cuando se invite a los feligreses a un servicio de sanación.

Visitar: Visitar viviendas, hospitales, calles, o cárceles después de obtener la aprobación de la persona. El estigma de las enfermedades mentales aún persiste.

Educarse:  Incentivar a los grupos parroquiales a invitar a oradores que hablen sobre enfermedades mentales en sus reuniones, particularmente a especialistas en apoyos grupales.

Defender: Defender la dignidad de las personas con enfermedades mentales y oponerse al estigma y a la discriminación. Incentivar las reformas y mejorías en los sistemas de justicia y de salud y apoyar los esfuerzos para promover el empleo de apoyo y vivienda asequible para las personas que viven con enfermedades mentales.